Camilo Salas
Por Auris Media
Las emociones y el sentir como puentes para el diálogo
El Comunicador Social y Educador para la Paz y los Derechos Humanos, Camilo Salas, señala que establecer vínculos y coincidencias es el primer paso para entablar un diálogo intercultural, donde necesariamente deben coexistir lo racional y lo emocional para llevarlo a buen término.
Hace algunos años Camilo Salas y su equipo Praxis Intercultural emprendieron un proyecto en Tepecoacuilco de Trujano, municipio de Guerrero, “a diez minutos de Iguala, donde desaparecieron los 43 estudiantes”, dice Salas. En este espacio violentado, el objetivo era construir memoria entre los grupos a partir del periodismo comunitario, así como del intercambio de experiencias y aprendizajes.
Si bien la idea del taller denominado “Letras al aire. Periodismo comunitario” era conocer las herramientas periodísticas, lo central era “movilizar el sistema y crear un vínculo con las personas” y poner el énfasis en “otros factores que influyen para la construcción integral como comunicador social. Fue hacer un trabajo con ellos a nivel personal, luego en términos del diálogo, el vínculo que establecían con ellos, para fortalecerlos, y luego construir memoria de lo que estaba sucediendo en su municipio”.
El proyecto inició con veinte personas de manera presencial, luego se trasladó a un grupo de Facebook, donde actualmente reúne a 560 participantes. Un espacio donde los integrantes “publican artículos, programas de radio, fotografías, convocatorias, un sinnúmero de temas en torno al periodismo y al intercambio de saberes y experiencias sobre periodismo comunitario”.
Las emociones y el sentir son elementos fundamentales dentro del trabajo de Camilo Salas. “No podemos quedarnos sólo en lo cognitivo”, expresa, pero también indica que no hay una fórmula para entablar diálogos entre culturas que resulten exitosos. Sin embargo, ofrece algunas sugerencias, la primera: hallar nuestra semejanza con el otro, no nuestra diferencia.
“Habría que partir en advertir, más que nuestras diferencias, nuestras coincidencias, en qué coincidimos: somos personas, tenemos familia, tenemos pareja, o no, esas son nuestras coincidencias […]. A partir de ahí se puede hacer un trabajo de sensibilización, un trabajo integral con todos los actores sociales. Y finalmente no esperar el cambio en macro; para que cambie el mundo no podemos esperar que se vaya Trump, no, desde lo local se puede establecer un mecanismo de resistencia, de desobediencia frente al status quo, en donde promovemos, sensibilizamos y nos articulamos desde la coincidencia, no desde la diferencia”.