La experiencia sentipensante con el arte
Ma. Estela Eguiarte Sakar
El escritor uruguayo Eduardo Galeano popularizó el término sentipensante para definir "la verdad que se dice con el pensamiento y el corazón". Diálogos sentipensantes responden a la idea de intercambiar reflexiones y sentimientos, razón y sensibilidad en las experiencias sociales y de vida.
Me gusta la gente sentipensante, que no separa la razón del corazón. Que siente y piensa a la vez. Sin divorciar la cabeza del cuerpo, ni la emoción de la razón.1
Existen actividades que en sí mismas son sentipensantes, por ejemplo las realizadas dentro de la educación a partir de la experiencia con el arte.
La aproximación sensible y crítica a las llamadas obras de arte ofrece la experiencia de sentir y pensar al unísono. La percepción mediante los sentidos, la emoción y la interpretación de su contenido, enriquece la experiencia del conocimiento. Hacerlo junto con otras personas nos permite participar en la construcción de significados de manera comunitaria.
El ejercicio del sentir y reflexionar con el arte acostumbra a nuestra conciencia a actuar de la misma manera en cualquier circunstancia de nuestra vida. Y si la experiencia con el arte la llevamos a cabo comunitariamente, podremos aceptar más fácilmente los diferentes puntos de vista que pueden existir sobre un mismo tema o conceptos en la vida. La sensibilidad que armoniza la expresión de la forma y el contenido de las obras, se vincula así a un pensamiento crítico, fundamentado, basado en la reflexión sobre las fuentes mismas del contexto en que se realizó la obra. Con ello el acercamiento a una interpretación sensible y reflexiva crítica, logra un conocimiento significativo, más factible de ser apropiado por cada persona de una manera integral.
¿Qué logramos con el ejercicio sentipensante?
¿Cuál es la ventaja de desarrollar habilidades cognitivas,
sensibles, emotivas y sociales?
Entre otras virtudes, nos inclina a ser empático con el “otro”, ponernos en su lugar, pensar y sentir desde su perspectiva.
¿Por qué el arte permite esta actitud?
Aunado al desarrollo de habilidades sensibles (sensoriales, emotivas), de pensamiento crítico, creativo, dialogar con las obras en grupo, nos permite darnos cuenta que los sentimientos pueden ser compartidos o no; y si al mismo tiempo se fundamentan las razones por las que se siente o piensa desde un punto de vista, comprenderemos la particularidad de cada quien, y las coincidencias que a la vez existen entre los seres humanos.
La individualidad en la comprensión colectiva y la aceptación de la diferencia, la posibilidad de estar de acuerdo, incluso cambiar actitudes, sin necesidad de perder la propia identidad ha sido probada desde hace décadas en estrategias realizadas con grupos de diferentes edades, con alumnos de escuelas privadas y públicas con resultados sorprendentes.2
Recordar, volver a pasar por el corazón, como señalaba también Galeano referido a su significado en latín, habituaría a nuestra mente a re-pasar en el acto de la memoria, con nuestro sentimiento también. Este hábito, se vincula con lo que Elliot Eisner, pedagogo del arte, planteaba como una deuda de la humanidad respecto a la trascendencia de las artes en la educación. De acuerdo con Eisner, el problema para que el arte sea aceptado como un medio de educación es justamente, la separación que se hace desde tiempo socráticos, entre intelecto y sentimiento; razón y sensibilidad. Además de adjudicarle a este último un carácter secundario, se limita al arte al campo de lo sensible y por lo tanto, a un lugar secundario en la experiencia humana.
El arte como parte de la cultura, es una forma de expresión de la manera de entender, sentir y estar en el mundo. De acuerdo con el antropólogo norteamericano A. Kroeber, las artes representan la expresión más sensible de la humanidad, y por tanto de la cultura.
El desarrollo de habilidades de conocimiento: sensible, emotivo, racional y social es factible al aproximarnos a las manifestaciones artísticas y culturales.
Nuestro "ser" y "estar" en el mundo y con los demás depende de las ideas, creencias, necesidades e intereses que se manifiestan en actitudes y relaciones sociales. El respeto, la aceptación, la comprensión, la solidaridad, el pensamiento creativo, crítico, propositivo y cualquier otra actitud ante los otros será consecuencia de la dimensión sentipensante de nuestras vidas.
Agosto 2017.
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1Eduardo Galeano, "El libro de los abrazos", en www.htpps://pizarraspizarrones.blogspot.com consultados 8 de agosto 2017.
2Vide: Eguiarte Sakar Ma. Estela, "Autoestima y sentido de pertenencia: la experiencia con el arte en secundarias públicas de Santa Fe, Ciudad de México", en S. Fernández y J.H. Sennigen (coords.) América para todos los americanos, CEPE-UNAM, 2012 y "El patrimonio como medio de educación integral en el entorno de la diversidad", en S. Fernández (coord.), Diálogos interculturales en el ámbito educativo, (CEPE-UNAM, 2016).